viernes, 25 de abril de 2008

Paris, je t'aime



Regreso pidiendo disculpas por esta larga ausencia y dando las gracias a los más cercanos por no dejar de insistir en que vuelva relatando historias dulces. Llego con algunas cosas que contar, para mí muy importantes y que espero que al menos os resulten curiosas.



No sé si todos habeis estado alguna vez en París, tampoco si os habéis dado cuenta de la cantidad de pastelerías que hay por todas partes, sobre todo en el centro y que encuentras como pequeñas galerías de arte con maravillosas obras expuestas y dispuestas a ser comidas… tal vez la gente "normal" no se da cuenta de esas cosas y que como ya dije una vez, lo mío sobrepasa los límites (de-formación profesional). París es una galaxia aparte en la pastelería, así que este mes, organizamos un viaje de trabajo, tres días en París visitando pastelerías, haciendo fotos, alucinando con todo lo que veíamos, registrando en el cerebro los colores, sabores, probando bollería… Dentro de la ruta, estaba la visita a la casa de Dios, sí, la de Dios, al menos en mi caso lo es, uno de mis Dioses particulares, cada uno cree en lo que quiere ¿no? Estoy hablando de Pierre Hermé, tuvimos la gran oportunidad de visitar su obrador, ver trabajar a sus discípulos, pequeños ángeles, felices sabiendo que trabajan para Dios. Mi adorado Pierre no estaba, siempre tan ocupado, pero nos guiaron en la visita sus dos encargados, muy amables y dispuestos a responder a todas nuestras curiosidades. No puedo explicaros con palabras lo que sentí allí, rodeada de carros repletos de Macarons de intensos colores, entre perfumes amargos de cacao y ácidos de frambuesas… sabiendo que estaba en casa de uno de los mejores pasteleros del mundo, al que apodan el Picasso de la pastelería, el creador de los Macarons más originales que jamás he probado, pequeñas obras de arte de colores y sabores alucinantes que tuvimos la suerte de degustar, en fin, el pastelero al que todos querríamos parecernos. Un éxtasis absoluto. Os recomiendo a todos que visiteis su página web y si teneis la ocasión de ir a París, no dejeis de ir a una de sus tiendas.



El viaje dió para muchas más visitas… Fauchon (espectacular), La maison du chocolat, Gerard Mullot, Le Nôtre, La Durée, Hediard, Jean Paul Hévin, Paul, Sadaharu Aoki (maravilloso) , Lauren Duchêne…. y todas las que fuimos encontrando en nuestros largos paseos, un café aquí , un croissant allí… un viaje para recordar y a ser posible aplicar en el obrador nuevas ideas. Como vereis, sigo tan enamorada, incluso más, de este oficio que a pesar de los sacrificios que implica, me da muchas alegrías.


Espero que os guste mi pequeño relato viajero. En otro post os meto una receta que endulce un poco más vuestras vidas.

Escucho: Miranda - Déjame

Imágenes:1: Tour Eiffel 2: Pierre Hermé 3:Sadaharu Aoki

6 comentarios:

nuria ruiz de viñaspre dijo...

Albricias, al fin, aunque reconozco que bien ha merecido la pena esta espera infernal a la que nos has relegado, sobre todo a aquellos de los que hablas, tus dulces fieles seguidores. Pero qué bien que llegas hablando de tus galaxias, una preciosa palabra para definir lo que aquí defines desde tu garganta. Y sí, tienes razón, cada uno cree en lo que quiere y yo, además de en los posos del café, creo en esa manos que relatan y que idean, imaginan y crean esas otras pequeñas creaciones de colores, tus pasteles. Todo es arte, al fin.
Maravillosas fotos, perfectamente alineadas.

Natacha dijo...

Conozco París y, efectivamente, sus pastelerías son espectaculares. Esas tartitas individuales de todos los colores y textura.... un amor de escaparates.
Me alegro que que te haya gustado.
Un beso, Natacha.

Gracia Iglesias dijo...

¡Ummm! me parece estar oliendo los perfumes de las pastelerías que describes. ¡Quién pudiera haber estado allí contigo!, conociendo los misterios que encierra cada sabor exquisito, cada aroma... Así que Pierre Hermé es el de los famosos Macarons. No los he probado nunca, pero leí un reportaje sobre ese dulce tan típico de Francia y recuerdo que hablaban del "maestro" que mejor los elaboraba. No retuve el nombre y ahora tú me lo recuerdas. Pensé que debería probarlos alguna vez en mi vida, aunque no sé si serán demasiado empalagosos, por toda la almendra (¿llevan almendra? me parece recordar que sí) y por cómo los describían. No importa; soy muy golosa. Por eso me gusta tanto relamerme los bigotes con tus palabras deliciosas.
¡Bien hallada en esta casa tuya de la bergamota! y ¡bienvenida de regreso a tu tierra!

Yami dijo...

Bienvenida a tu bloggggggg!
Que chuli que volviste!
Bueno... que decir... si yo tambien vivi la magia con vos, espectacular, inolvidable, y lo mejor, haberlo hecho con vos, sino no hubiese sido lo mismo... ya sabes que sos una masaaaa!!!!
Besos

Esther Sánchez dijo...

Yo espero poder hacer una visita a finales de Mayo. Cuando he leído tu post por un momento sé perfectamente lo que pudiste sentir al estar allí. Espero tener esa misma senasación pronto.

un abrazo

Anónimo dijo...

Bergamota, el mundo está lleno de casualidades. He llegado a ti mientras buscaba una foto de los postres del Café Lenôtre de París y en el buscador de imágenes de Google me aparece una foto de tu blog. Entenderás la casualidad cuando te diga que trabajo haciendo guías de viajes y en este momento estoy haciendo una de París...
:-D